HOLA

ALICE CAMPELLO Y ÁLVARO MORATA nos presentan a su hija Bella y nos cuentan la dramática historia de su nacimi

La pequeña llegó al mundo el 9 de enero pero, tras el parto, la empresaria sufrió una grave hemorragia por la que pasó 12 angustiosas horas en quirófano y 4 días de gran preocupación en la UCI

HAY momentos y situaciones en la vida que uno jamás imagina que puedan suceder y que terminan marcándote para siempre, instantes que nos hacen volver a ser conscientes de lo que realmente importa y que ponen a prueba nuestras fuerzas. Alice Campello y Álvaro Morata no esperaban que el pasado 9 de enero, uno de los días más especiales de su vida, terminaría siendo, a la vez, el más difícil al que se habían enfrentado. Poco después de que su esperada niña, Bella, llegara al mundo, la empresaria e «influencer» italiana entraba de nuevo al quirófano por una grave hemorragia. Durante 12 horas estuvo recibiendo más de una docena de transfusiones de sangre, unas horas que fueron eternas para el futbolista del Atlético de Madrid que, angustiado, se ocupaba de la niña de sus ojos, mientras la mujer de su vida luchaba por salir adelante.

Por suerte, todo salió muy bien y, ahora, echan la vista atrás quedándose solo con lo bueno de esa dura experiencia, de la que han salido más fortalecidos y agradecidos por la bonita familia que han formado. Cuando Alice y Álvaro se miran, sus ojos lo dicen todo, aunque también este momento ha quedado grabado en sus pieles. Él se ha tatuado, en italiano, la frase «lección de vida» con la fecha de nacimiento de su hija. Y, ella, aún tiene las marcas en la mano de las vías que llevó durante su ingreso en la UCI.

LA PRINCESA DE LA CASA

Ahora nos reciben en su nueva residencia de Madrid para presentarnos a Bella, a quien Alice ha cedido el título de «princesa de la casa». Un hogar en el que no faltan las risas de sus tres pequeños terremotos, los mellizos Alessandro y Leonardo, de 4 años, y Edoardo, de 2. Tres niños alegres y algo traviesos —mucho, según nos cuentan sus padres— que están entusiasmados con su hermana, a la que cuidan con cariño. Les encanta jugar juntos y no paran un segundo, hasta que se enciende nuestra cámara y, ante el asombro de todo el equipo, posan como auténticos profesionales… Y es que lo han heredado de su madre. Ella reconoce que aún no está recuperada del todo, aunque luzca tan impresionante como siempre. Es una mujer muy fuerte, con mucha energía y, ahora, empieza a disfrutar de su nueva familia de 6, sintiéndose muy querida y arropada por sus 4 chicos.

—Alice, lo primero es daros la enhorabuena por vuestra niña. Su nombre, Bella, no le puede ir mejor, es preciosa. ¿Por qué lo elegisteis?

—Muchísimas gracias. Se lo pusimos porque, cuando me quedé embarazada de los mellizos, nos habían dicho que eran niño y niña y habíamos pensado en Alessandro y Bella. Es un nombre que nos gustaba muchísimo. Yo había visto una película que me encantó, cuya protagonista se llamaba así, y se me quedó grabado, porque me parecía muy dulce. A Álvaro también le gustó y decidimos ponerle ese nombre a uno de nuestros mellizos, pero, como nos dijeron que eran dos niños, al final elegimos el nombre de Leonardo, y pensamos que cuando llegara una niña, sería Bella… y así ha sido.

—¿Cómo estáis viviendo estas semanas siendo 6 en casa?

—No te voy a negar que, al principio, siempre cuesta un poco más encontrar un equilibrio. Me pasó también con el tercero, con Edoardo. Como los mayores son los mellizos, era la segunda vez que daba a luz y fue un poco complicado encontrarlo. Por eso ya sabía que ahora me iba a pasar también. Me entra como un sentimiento de culpabilidad hacia los mayores o hacia el pequeño por no conseguir estar en todo y con todos en el mismo momento. Encima, con el cansancio y las hormonas, estaba muy sensible. Pero bueno, poco a poco vas entendiendo que, si lo das todo, lo estás haciendo bien y que es sólo cuestión de encontrar ese equilibrio del que te hablo. La verdad es que ellos me hacen sentir muy querida y creo que yo lo estoy haciendo muy bien con ellos. Me han dado tanto amor que me lo han puesto muy fácil.

—Álvaro estará como loco con la niña de sus ojos.

—Álvaro está como loco y yo también, pero los que más me han sorprendido han sido los niños porque la aman demasiado. Creo que el hecho de que sean todos chicos y ella sea una niña y la vean tan pequeñita y tan frágil, hace que estén enamoradísimos de ella. Juegan al fútbol y le dedican goles, llegan a casa del colegio y lo primero que hacen es preguntar por la niña, la quieren coger en brazos todo el tiempo, le quieren dar paseos con el cochecito… Están superfelices. Yo la he deseado tanto, tanto, y Álvaro también, que todavía no nos lo creemos de lo bonita que es y de lo felices que estamos.

—La llegada al mundo de Bella fue complicada para ti porque terminaste ingresada en la UCI. ¿Qué pasó exactamente?

—El parto fue increíble. De hecho, es el más bonito que he tenido. Pero luego, cuando ya estaba en la habitación, tenía a la niña conmigo y estábamos con mi familia, de repente empecé a sangrar muchísimo. Recuerdo que, al girarme, vi la cara de Álvaro superblanca. A partir de ahí, no recuerdo nada más porque me llevaron a quirófano y estuve allí desde las 9 y media de la mañana hasta las 9 y media de la noche dormida. A todo esto, Álvaro estaba fuera, superpreocupado, con mis padres. Cuando me desperté, me contaron un poco lo que había pasado. No había dejado de sangrar en ningún momento, tuvieron que hacerme muchas transfusiones y, al final, me pusieron

un globo dentro del útero. Tuvimos que esperar hasta el día siguiente, a las 2 de la tarde, para quitarlo y ver si había dejado de sangrar. Gracias a Dios, la hemorragia había parado y empecé a encontrarme mejor poco a poco. Afortunadamente, fue solo un gran susto que ocurrió porque el útero no se había contraído, lo cual me produjo esa hemorragia tan grande.

—¿Llegaste a ser consciente de la gravedad de lo que te estaba pasando? ¿Temiste por tu vida?

—La verdad es que, de ese momento, solo me acuerdo de sangrar muchísimo y estar angustiada por Álvaro, porque sé que él, en cuanto me pasa algo, hasta un simple dolor de cabeza, se preocupa. Ahí empecé a decir «me encuentro un poco mal», y ya entré en el quirófano y, como te decía antes, no recuerdo nada más. Estuve mucho tiempo dormida, así que, realmente, no me enteré de nada. Cuando me desperté, me empezaron a contar que había perdido muchísima sangre y que todavía no estaba fuera de peligro porque tenía un globo en el útero que me tenían que quitar al día siguiente y aún no estaban seguros de que todo estuviera bien. Eso sí que me preocupó un poco y entendí la gravedad de la situación, porque vi a Álvaro como nunca. Estaba muy mal y tenía la cara destrozada. Luego se fue porque no podía estar en la UCI todo el tiempo, pero me escribía unos mensajes superbonitos. Ahí comprendí su angustia.

—¿Qué fue lo primero en lo que pensaste al despertar?

—Pensé en las personas que quiero, en mis hijos, en mi marido, en mi madre y en mi padre… porque estaban todos destrozados. Yo también les había dicho a los niños por la mañana que me iba al hospital y que, por la tarde, ellos podrían venir a conocer su hermanita, porque ya habría dado a luz y podrían verla. Cuando ya se hizo de noche, me preocupaba que pensaran que algo no estaba bien y que por eso no habían podido verme a mí ni a su hermanita. Obviamente, cuando te suceden estas cosas, en lo primero que piensas es en tus hijos, en lo que les pueda pasar en el caso de que te ocurra algo. También en tu marido y en cómo gestionaría la situación. En lo único en que pensaba era en ellos.

—¿Cuántos días pasaste en la UCI?

—Me parece que fueron como 3 o 4 días. Empecé a sentirme mejor cuando me quitaron el globo y vieron que todo estaba bien. Poco a poco empecé a recuperarme porque tenía muchas ganas de encontrarme bien, de poder volver a casa y de ver a mis hijos. La cabeza me ayudó a estar mejor y me dio esa fuerza.

—¿Podías ver a Bella allí?

—No podía estar allí con ella, pero me la llevaban como 15 o 20 minutos, a ratitos. Es que yo estaba mareada, hasta coger el teléfono me costaba, veía fatal… No estaba bien para estar con Bella. Álvaro me la traía, pero no la pude disfrutar y ni siquiera la podía coger en brazos bien. Fue una situación bastante fea, la verdad, porque cuando das a luz lo primero que quieres es estar con tu hijo, disfrutar el momento. Sin embargo, yo no tenía ganas ni de hablar, no tenía fuerzas.

EL APLAUSO DE SUS HIJOS

—Después de todo lo ocurrido, ¿cómo fue el reencuentro con tu bebé y tus tres chicos?

—¡Superbonito! Me llevaron a la niña 15 minutos a la UCI y ellos vinieron a verme también en ese momento,

«Al despertarme, me contaron que había perdido mucha sangre y que todavía no estaba fuera de peligro porque tenía un globo en el útero que me tenían que quitar al día siguiente», recuerda

Alice

«Cuando te suceden estas cosas, lo primero que piensas es en tus hijos, en lo que les puede pasar en el caso de que te ocurra algo, y en tu marido, en cómo lo gestionará. En lo único que pensaba era en ellos»

Siete Dias

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2023-03-01T08:00:00.0000000Z

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