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Un verano chic en Saint-tropez

La artista y decoradora Stephanie Rehault nos recibe en su villa de estilo provenzal en el corazón de la Costa Azul

«Cuando vi esta casa, hace tres años, me enamoré de ella, conectó conmigo. Tenía una historia y la reformé para que renaciera con un toque nuevo, pero con la magia de lo

antiguo»

SE piensa en Saint-tropez como el mítico lugar donde, en 1956, la película «Y Dios creó a la mujer» consagró a Brigitte Bardot como «sex-symbol» y su romance con el director Roger Vadim convirtió esta localidad de la Costa Azul en el centro de la vida social internacional. Pero la mejor manera de descubrir los sutiles encantos de Saint-tropez es pasear por las callejuelas entre las murallas de color ocre, bajar hasta el encantador puertecito y sentarse en el famoso Café Sénéquier con sus inconfundibles mesas rojas frente a la puesta de sol, la playa dorada, los yates y los refinados restaurantes. Los sábados en la Place des Lices, la plaza más bonita de esta ciudad, se puede disfrutar con el aroma de los productos provenzales y degustar la «tarte Tropézienne», la famosa tarta de nata que creó el chef polaco Micka.

Stephanie Rehault es la expresión de este encanto francés. Recuerda a la Deneuve y a la Bardot y, sin duda, vive y piensa a la francesa. Su humor y su estilo de vida besan la edad de oro de Saint-tropez y su misma casa cuenta la magia de este lugar. Una mujer fascinante, polifacética artista, interesante, con una intensa vida que cambió varias veces de escenario. Estilista, joyera, decoradora, empresaria, madre...

—¿Cuál es tu historia?

—Soy francesa. Mi padre es militar, en activo era coronel general, así que crecí en un ambiente muy estricto. Nos mudábamos mucho. Viví en Normandía, Alemania, París, tanto en el sur como en el norte de Francia… en todas partes, y fui a muchas escuelas diferentes. Nací en

París, pero casi por error, ya que mi padre solo estuvo en la ciudad tres semanas.

—Así que tu padre es un coronel francés, ¿y tu madre?

—Mi madre nunca trabajó, ella era «madame coronel». Pero todos en su familia son artistas…hay ebanistas, también muchos pintores… El padre de mi madre era artista, pero también intelectual, viajó mucho, vivió por Asia, hablaba muchos idiomas —español, inglés, chino hablado y escrito—, era profesor de matemáticas de alto nivel... Así que trabajo mucho con las manos, hago bricolaje, pintura, escultura…

—¿Trabajas con papel?

—Sí, trabajo con todo. Hago origami e hice con mi mejor amiga, Corina Mihaila Larpin, un retrato con la bandera americana: es un Mickey Mouse con flores hecho con dólares. Me gusta mezclar diferentes tipos de cosas, me gusta pintar, me gusta esculpir, dibujar.

—¿Y tu apellido es el de tu padre?

«Estudié Estilismo en la Ecole Supérieur de la Mode y al principio trabajé para diferentes firmas de moda. Años después, el mejor amigo del padre de mi hijo, que era diamantista en Ginebra, me pidió que diseñara joyas para los clientes; así que empecé»

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2023-07-17T07:00:00.0000000Z

2023-07-17T07:00:00.0000000Z

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