JUEGO DE TEXTURAS No solo de cremas untuosas vive la piel en invierno. Si bien las texturas más ricas son un regalo para los cutis más secos, hay casos en los que es suficiente aumentar el grado de emoliencia de la rutina cutánea habitual cambiando tan solo un producto. Por ejemplo, pasando a usar una base de maquillaje muy cremosa o sustituyendo la crema de noche habitual por una fórmula rica y fundente.

HIGIENE DIARIA Una ducha larga, caliente, de esas que dejan el baño lleno de vapor puede sonar como una gran y confortable idea en los días fríos, pero es una pésima idea cuando de salud cutánea se trata: el agua ardiendo arrastra consigo los lípidos de la piel y altera (para mal…) la función barrera. Mejor ducha que baño, mejor corta que larga y mejor tibia que ardiendo… Si la piel sale enrojecida, mala señal: es signo de que la hemos agredido.

MUCHA CALMA Una de las consecuencias habituales del frío en la piel es la aparición de rojeces o sentir cómo esta se irrita con más facilidad. Además de reducir la aplicación de activos potencialmente más irritantes, como los antes mencionados alfa- o betahidroxiácidos o los retinoides, nada como tener