CARLOS FELIPE DE ORLEANS y su prometida, NAOMI-VALESKA KERN nos reciben en su casa de la Provenza y nos desve
NOS RECIBEN EN SU CASA DE LA PROVENZA Y NOS DESVELAN LOS DETALLES DE SU INMINENTE BODA
Texto: CRISTINA OLIVAR Fotos: DAVID NIVIÈRE © ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje, aun citando su procedencia
UNA imagen dice, sin duda, más que mil palabras, y ellos no pueden estar más emocionados contando los días que faltan para convertirse en marido y mujer. Carlos Felipe de Orleans y Naomi-valeska Kern cumplirán su sueño de casarse el próximo 9 de septiembre, en Orleans (Francia), y, en plena cuenta atrás, nos han recibido en su casa de la Provenza, donde nos han adelantado algunos detalles de su gran día, nos han desvelado cómo comenzó su historia de amor y nos han enseñado algunas de sus aficiones.
El hijo de la princesa Beatriz de Orleans encontró el amor cuando menos se lo esperaba y nos confiesa que fue un auténtico flechazo. Naomi conquistó su corazón y, al conocerse, descubrieron que estaban hechos el uno para el otro.
Para ambos este será su segundo matrimonio. Carlos Felipe está separado de Diana Alavares Pereira de Melo, duquesa de Cadaval y madre de su hija, Isabella, mientras que Naomi estuvo casada con el diseñador Otto Kern, quien falleció en 2017. Ahora la vida les ha dado una segunda oportunidad y comienzan un nuevo capítulo juntos y felices por haberse encontrado. —Carlos Felipe, ¿cómo están viviendo estas últimas semanas antes de la boda?
—Estamos tan felices como relajados, en casa, en la Provenza, preparando con calma los últimos detalles. Estamos ansiosos por intercambiar nuestros anillos de boda y escuchar al alcalde decirnos «en nombre de la Ley, los declaro unidos en matrimonio». —¿Dónde y cuándo tendrá lugar?
—La boda tendrá lugar, en el ayuntamiento de Orleans, el sábado 9 de septiembre. —¿Por qué han elegido ese sitio?
—Por los lazos que existen entre la ciudad de Orleans y nuestra familia. Compartimos el mismo nombre y la misma historia, entre otras, con Juana de Arco, santa patrona de Francia. También es uno de los ayuntamientos más bonitos de Francia y conozco al alcalde desde hace 20 años. —¿Tendrán muchos invitados?
—Será un matrimonio civil familiar e íntimo. Lo más importante en la vida es la familia y los amigos más cercanos, por eso estaremos rodeados por ellos. Y, por supuesto, nuestros testigos, que son mi cuñado, Édouard Crépy, marido de mi hermana, la princesa Clotilde, y el diseñador Philippe Starck por mi parte, y los dos mejores amigos de Naomi, que son Candy Kern, hija de su difunto marido, y Olivier Widmaier Ruiz Picasso. —¿Cuántos años tiene ya su hija, Isabelle?
—Once años. Es una joven llena de vida y superequilibrada. Actualmente está de vacaciones con nosotros y pasando nuestros días juntos: piscina, deportes, paseos... Los tres somos muy cómplices. —¿Tendrá algún papel especial en la ceremonia?
—¡Claro que sí! Isabelle va a jugar un papel primordial en esta ceremonia: la responsabilidad de las alianzas. —¿Cómo fue el comienzo de su historia de amor con Naomi?
—Nos conocimos a través de mi primo el príncipe Serge de Yugoslavia, en un almuerzo en Mónaco. Pero nos encontramos dos años después, en 2021, en un evento de la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco. Fue amor a primera vista. Pasamos la cena de gala como si estuviéramos solos en el mundo, nada importaba más que el uno para el otro. Nos reímos mucho y bailamos hasta la madrugada. No quería que la noche terminara. Nos reencontramos al día siguiente, antes de mi partida, almorzamos juntos y tuve que trabajar todos mis encantos para que accediera a verme de nuevo. Tuve que cortejarla mucho tiempo, me hizo esperar. Fue un intenso y trepidante juego de seducción, digno de las películas más románticas de Hollywood.
—¿Qué representa ella para usted? —¡El amor de mi vida! Naomi es una mujer extraordinaria, llena de vida y entusiasmo, inteligente y ambiciosa. Es una de esas personas que empuja hacia arriba a quienes la rodean y que transmite su alegría de vivir. No puedo imaginar mi vida sin Naomi. —¿Cómo ha acogido su familia a Naomi?
—Fue recibida inmediatamente, tanto por mis padres como por mis hermanos. Conoció a parte de la familia por primera vez en 2021, cuando todos fuimos a esquiar a Francia. Al resto, unos meses después, en París. Ahora es miembro de corazón de mi familia, como si siempre lo hubiera sido.
—Se publicó que su boda tendrá consecuencias dinásticas, que usted perderá su condición de Alteza Real, ¿es cierto? ¿A usted no le importa?
—Nací Alteza Real, príncipe de Orleans y nieto de Francia; está en mi sangre, en mi ADN, y lo seguiré siendo toda mi vida. Nadie tiene el poder o la autoridad para quitármelo.
—La suya no será la única boda en su familia este año: su madre, la princesa Beatriz de Orleans, nos anunció que Louis Nicolas Crépy se casa en otoño
—¡Ciertamente hay matrimonios a la vista en la familia! Mi sobrino Louis Nicolas se casa el próximo octubre, en Valencia, con Carolina Torio Ballester, una maravillosa joven española. También hay otra boda en el verano de 2024. Se casa mi sobrino Charles Édouard, el segundo hijo de mi hermana, la princesa Clotilde, con una joven alemana, Anna Magdalena Goebel. Ambos son médicos en Estados Unidos, pero también optaron por casarse en España.
—Usted vivió en España y sigue llevando a nuestro país en su corazón, ¿verdad?
—Siempre digo que soy francés de nacionalidad y español de corazón. España ha jugado un papel esencial en mi vida y lo sigue haciendo. Es un país que amo desde el fondo de mi corazón, su ADN corre en mi sangre. De hecho, le presenté España a Naomi como podría haberle presentado a un miembro de mi familia: ya hemos visitado Madrid, ciudad de mi infancia; Marbella, ciudad de mis vacaciones; Valencia, ciudad de gastronomía; Sevilla, ciudad de mi corazón, y Jerez de la Frontera, donde compartimos nuestra misma pasión por la doma en la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre.
«Aquí tenemos nuestro centro de tiro, un centro hípico, el campo de golf y una superbarbacoa, ¡él es el rey de la barbacoa!», dice Naomi, que compite
en tiro deportivo
—¿Cómo describiría el feliz momento que está viviendo ahora?
—Es la felicidad más simple y pura que jamás podría imaginar. Es increíble lo parecidos que somos Naomi y yo. Nos gustan las mismas cosas, compartimos las mismas pasiones. Nacimos con un día de diferencia: Naomi, el 2 de marzo, y yo al día siguiente, no en el mismo año, pero es como si fuéramos gemelos. Estoy viviendo un sueño del que nunca quiero despertar. Y mientras esté con Naomi, seguiré viviendo ese sueño. HABLA NAOMI-VALESKA
—Nos recibís en esta magnífica casa en Cabrières d’avignon, ¿desde cuándo la tiene?
—Vivo en Mónaco desde hace casi 20 años. Gracias a mi pasión por el IPSC (tiro deportivo de velocidad), en el que represento al Principado de Mónaco y soy su abanderada en competiciones internacionales, he viajado mucho por todo el mundo, pero especialmente en Francia. Así es como descubrí la Provenza y, en particular, el Luberon. Nuestra casa es antigua y tiene mucho encanto, fue construida únicamente con piedra local y está en el corazón de uno de los pueblos más bonitos de Francia. Cabrières d’avignon es un pueblo histórico de la Provenza, en el corazón del cultivo de frutas, de lavanda y de la producción de aceite de oliva. También producimos aquí nuestro propio aceite de oliva. —¿Qué significa para usted esta casa?
—Es un remanso de paz para nuestra familia, con nuestros dos perros. Pasamos algunos fines de semana y vacaciones. Aquí tenemos nuestro centro de tiro, un centro hípico, el campo de golf y, sobre todo, una superbarbacoa, ¡Carlos Felipe es el rey de la barbacoa! El Luberon es una región muy rica, hay mil y una actividades para practicar y la disfrutamos al cien por cien.
—La novia siempre es la protagonista en una boda y guarda el mejor secreto, el vestido. ¿Qué nos puede adelantar del diseño?
—Trasladé el amor de Carlos Felipe por España al decidir crear mi vestido de novia con una diseñadora madrileña, Valenzuela Atelier. Cuentan con mi total confianza. Tienen un saber hacer excepcional y una magnífica intuición para la novia. Diseñamos juntos un vestido de seda sublime de elegancia y atemporal. —¿Cómo fue la pedida de mano?
—Fue inmensamente romántica y conmovedora. Era la noche
«Ha llegado el momento de formar una familia, Carlos Felipe y yo compartimos este mismo deseo. Nos gustaría tener hijos, verlos crecer y envejecer rodeados de nietos»
de mi cumpleaños, el 2 de marzo, y no me lo esperaba. Tuvimos un día increíble y por la noche me sorprendió con una cena romántica, durante la cual se arrodilló y me propuso matrimonio. El anillo de compromiso es un rubí, símbolo del amor y la pasión eternos, rodeado de diamantes. —¿Qué es lo que le enamoró de él?
—Es un hombre con un buen humor contagioso, siempre positivo, que ve lo mejor de cada uno de nosotros allá donde va. Es un optimista de la vida, como yo, y nos gusta viajar, descubrir el mundo, conocer y aprender juntos. Pero lo más extraordinario es esa complicidad que hubo entre nosotros desde el primer encuentro. Y, además, es un hombre muy guapo... —¿Le gustaría ser madre?
—Hasta hoy, había priorizado mi trabajo. Ha llegado el momento de formar una familia, Carlos Felipe y yo compartimos este mismo deseo. Nos gustaría tener hijos, verlos crecer y envejecer rodeados de nietos. —¿Esperaba que la vida le diera una segunda oportunidad y que iba a volver a enamorarse?
—Después de la repentina muerte de mi marido, mi mundo se vino abajo. Llevábamos juntos desde que tenía 24 años, el luto fue largo y doloroso. Tuve que reinventarme y redefinir mi vida. No esperaba para nada tener una segunda oportunidad y en particular encontrar un gran amor. El encuentro con Carlos Felipe y mi amor por él fueron, por lo tanto, una sorpresa y un nuevo desafío. Hoy soy la más feliz de las mujeres.
—Fue modelo y ahora es empresaria, ¿qué es la moda en su vida?
—Desde mi juventud me atrajo el deporte en general y el atletismo en particular: fui subcampeona de Alemania en salto de altura. Mi línea atlética y mi personalidad me guiaron rápidamente a la moda desde muy joven. Una vez finalizados mis estudios de maestría en Ciencias Económicas orienté mi carrera hacia las inversiones inmobiliarias. —¿Dónde nació y en qué países ha vivido?
—Nací en Alemania, mis estudios y la moda me hicieron vivir en Nueva York, Milán y París. Hace casi veinte años que vivo en el Principado de Mónaco. —¿Ha conocido España?
—Como muchos alemanes, conocía Palma y Marbella. Pero con Carlos Felipe descubrí una España que no conocía, la de su capital, la de Andalucía, la de sus tradiciones, su cultura, el saber hacer y la gastronomía. Me enamoré de España. —¿Cómo está viviendo esta nueva etapa de su vida junto a Carlos Felipe?
—Casarse es formar un equipo para superar juntos los desafíos de la vida. Nos respetamos, confiamos el uno en el otro y nos impulsamos mutuamente, tanto en la vida privada como en la profesional. Esta simbiosis es mágica.
«Siempre digo que soy francés de nacionalidad y español de corazón. España ha jugado un papel esencial en mi vida y lo sigue haciendo» «Nací Alteza Real, príncipe de Orleans y nieto de Francia; está en mi sangre, en mi ADN, y lo seguiré siendo toda mi vida. Nadie tiene el poder o la autoridad
para quitármelo»
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