EL pasado miércoles 8, Día Internacional de la Mujer, Kate Middleton se puso el uniforme militar, reivindicando así el trabajo de las soldados. Lo hizo en la base de Salisbury Plain, al sur de Gran Bretaña, donde la princesa de Gales visitó al batallón de la Guardia Irlandesa, siendo la primera vez desde que es coronel de este regimiento. Fue en diciembre cuando Kate afrontó este rango, que anteriormente ostentaba el príncipe Guillermo —como heredero al trono, ahora es coronel de la Guardia de Gales—.

Ni las nieves en el campo de entrenamiento ni las bajas temperaturas impidieron que Kate se entregara al máximo. Es más, se mostró muy interesada en distintas tareas de los militares y participó en un simulacro de primeros auxilios para el campo de batalla: sostuvo la pierna de un soldado y realizó un torniquete.

«Es la primera vez que hago esto», confesó Kate, alegre y cercana, mientras le instruían también en el vendado de una pierna, la actuación ante heridas en el pecho y el control de constantes vitales. No obstante, los soldados quedaron sorprendidos con sus habilidades. «Era muy buena, estaba muy entregada», afirmó la cabo Jodie Newell, que alabó esta visita en el Día de la Mujer.

Por su parte, la princesa de Gales reconoció la importante labor de la Guardia Irlandesa al

final del encuentro.

Los príncipes de Gales acudieron a un centro musulmán de Londres y se interesaron por la ayuda a los damnificados del terremoto de Turquía y Siria

«Su trabajo es tan amplio como ejemplar, desde el entrenamiento de guardaparques que luchan contra la caza furtiva en África Oriental hasta la extracción de minas explosivas para las Fuerzas Armadas de Ucrania», expresó.

DEL UNIFORME AL VELO

Un día después, Kate Middleton reapareció con el príncipe Guillermo en el Centro Musulmán Hayes, de Londres. Allí, se interesaron por los esfuerzos de la comunidad por recaudar fondos para los damnificados en el terremoto que asoló Turquía y Siria a principios de febrero. Los príncipes ya realizaron una donación para las víctimas, además de la concedida por Carlos de Inglaterra y Camilla Parker Bowles.

En señal de respeto, Kate se tapó la cabeza con un velo, con el mismo estampado del vestido que llevó en su último viaje a Paquistán, en 2019. Sin embargo, la anécdota se produjo cuando la princesa llegó al centro musulmán y se dispuso a saludar al imán Sufyan Iqbal, que, mientras agachó la cabeza, se llevó la mano al pecho. No fue un desaire personal, son las reglas y el protocolo religioso, que impide a los hombres estrechar la mano en público a una mujer. A pesar de este momento, la princesa mantuvo su sonrisa y agradeció el gesto.