CERCANA, tranquila y muy sonriente, así se ha mostrado la infanta Cristina en su reciente viaje a la India, donde ha visitado varios proyectos de Fundación La Caixa, como directora del Área Internacional. Con el tradicional «bindi» (el punto en la frente), collar de flores y montando en un «rickshaw» (transporte típico del país), ha podido conocer a las mujeres agricultoras emprendedoras de la Organización de Productores Agricultores de Basant Mahila, en Jhansi, en la provincia de Uttar Pradesh, y a los alumnos de una escuela pública a los que motivó para que sigan con sus estudios.

También ha estado en Nueva Delhi, donde ha tenido un encuentro para promover la justicia social y ecológica, en las oficinas de la organización solidaria Actionaid, y se sumó a la celebración del quinto aniversario del programa «Work4progress», organizado en la sede de la embajada de España en la India.

Esta era la última parada de la gira internacional, que comenzó en septiembre y que la ha llevado a África, Latinoamérica y, ahora, a Asia. Doña Cristina termina este difícil año, que ha estado marcado por su separación, volcada en su trabajo y en sus hijos, mientras aún queda un importante capítulo de su vida por cerrar. Según apuntan en el programa «Y ahora Sonsoles», su divorcio de Iñaki Urdangarín aún tendrá que esperar. Aseguran que estarían esperando a que su hija pequeña, Irene, cumpla los dieciocho años —será el próximo 5 de junio— para proceder a la firma y poner así punto final a sus veinticuatro años de matrimonio.