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MARTA ORTEGA PRESIDE UNA CUMBRE DE SUPERMODELOS

La cita tuvo lugar en A Coruña, donde se inauguraba la exposición retrospectiva «Steven Meisel 1993. A year of photographs»

NAOMI Campbell, Christy Turlington y Coco Rocha, por las que parecía no haber pasado el tiempo. Pero también, Natalia Vodianova, Amber Valletta, Irina Shayk, Eugenia Silva, Karlie Kloss y Karen Elson, que se abrieron paso después en las pasarelas, o Pat Cleveland y Marisa Berenson, que fueron las primeras en romper moldes. Y, por supuesto, Marta Ortega, la anfitriona. Inmortalizadas todas por Steven Meisel, antes, durante y después de aquel 1993, punto de inflexión en su vida, en su obra y en la historia de la moda. La nueva mecenas de las artes, la presidenta del Grupo Inditex, se reunía con las protagonistas de una época de leyenda para dar voz a los artistas del futuro.

La inauguración de la exposición «Steven Meisel 1993. A year in photograps» convertía A Coruña en una fiesta que parecía sacada de un videoclip de George Michael, en el que no faltaron ni las protagonistas de las fotografías que colgaban de las paredes ni las supermodelos os de aquel legendario «Freedom», », porque, básicamente, eran las mismas. Se trata de una retrospectiva tiva sobre el genial fotógrafo norteamericateamericano, cuya recaudación irá rá destinada al proyecto «Future Stories», ries», que promueve la fundación creada eada por Marta junto a su madre, Flora Pérez, y Carlos Torretta, su marido, para ara apoyar a jójó venes creadores. Una exposición en la que se recuerda un tiempo en el que las « top models » dominaban la

Tierra, impo - niendo la dictadura de una perfección irreal. Mujeres de curvas tan pendientes como las cataratas del Niágara y piernas tan interminables como sus melenas, melenas azuzadas siempre por un ventilador eterno. Meisel era el artífice de aquellas

Según Marta Ortega, algunas de las fotografías que se exhiben en la muestra «son de las más poderosas e influyentes de la historia»

ensoñaciones de naturalezas casi artificiales que paralizaba con su objetivo en blanco y negro. Una década tan fascinante hoy como, quizá, imposible con el nuevo paradigma de la belleza sin cánones, porque todos son factibles. Quizá por eso también, porque forma ya parte de la historia y casi de la fantasía, Marta Ortega se siente fascinada por el universo de aquel rey Midas de la imagen. No es de extrañar entonces que sea Meisel quien fotografíe los editoriales de moda de Zara, buque insignia de la casa, ni tampoco que él haya sido el encargado de retratarla para la portada de «The Wall Street Journal», en una de las escasísimas entrevistas.

Llamada a ser una de las grandes exposiciones del año, esta muestra, que sustituye a la de Peter Lindberg

en el Muelle de la Batería, ría, recorre, a través de más de cien retratos, el año en n el que tuvo lugar la gran exploxplosión creativa del fotógrafo afo y revolucionó las artes y el imaginario sentimental colectivo. ivo. ¿O es que nadie recuerda las s míticas —y polémicas— fotos de e «Sex», «Sex» el libro con el que Madonna se divertía emulando a una «dominatrix» de entreguerras? Si no es así, hasta el próximo 1 de mayo hay oportunidad de recordar ese momento de culto al cuerpo, a la belleza hiperbólica y al poder. Ese Nueva York de los 90 que, por unas horas, Marta Ortega conjuró, tres décadas después, a este lado del Atlántico, la pasada semana.

Reportajes

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2022-11-23T08:00:00.0000000Z

2022-11-23T08:00:00.0000000Z

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